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Cuentos Terapéuticos: Cómo recontar historias transforma emociones y hábitos

Actualizado: hace 5 días

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Hola, soy Michael Tise. Como terapeuta, he aprendido algo muy valioso: los cuentos que nos contamos pueden transformar nuestra manera de vivir, sentir y sanar. Hoy quiero invitarte a descubrir cómo esas historias aparentemente simples pueden convertirse en fuentes de bienestar, crecimiento y fortaleza interior.


La sabiduría de nuestras raíces

Como latinoamericanos, crecimos rodeados de relatos que marcaron nuestra infancia: cuentos para dormir que nos daban paz, cuentos chistosos que llenaban la casa de risas, misterios que nos mantenían despiertos, y narraciones inspiradoras que encendían nuestra esperanza. Cada historia traía consigo una enseñanza, una forma de mirar la vida que nuestros antepasados usaron para guiarnos.

Pero ¿y si te dijera que tú mismo eres el autor de tu propia historia?

En la terapia narrativa trabajamos desde una idea poderosa: tú no eres tu problema. El problema es solo una parte de la historia, y tú tienes el lápiz para reescribir el final. Separar quién eres de lo que te sucede te permite conectar con tu valor, tus recursos y tu capacidad de sanar.

Tu mente como narradora

Estudios como Positive Narrative Group Psychotherapy muestran que las historias que contamos —en voz alta o en silencio— pueden aliviar el dolor emocional o hacerlo más pesado. Los cuentos, cuando se usan conscientemente, nos ayudan a reflexionar, liberar emociones y ver nuestras experiencias con nuevos ojos.

Los cuentos que escuchamos de niños no son simples entretenimientos. Son mapas emocionales para reconocer nuestras emociones, enfrentar miedos y resignificar vivencias desde la sabiduría transmitida de generación en generación.


Un ejercicio para ti: te invito a hacerlo con el cuento de Caperucita Roja. ¿Cuáles son los "lobos" que enfrentas hoy? ¿Qué caminos seguros puedes elegir? ¿Qué herramientas tienes en tu canasta para cuidarte?

Los cuentos son sabiduría antigua para sanar heridas modernas. Úsalos para recordarte lo fuerte que eres.


El Cuento de Caperucita Roja


Había una vez una niña muy querida a quien todos llamaban Caperucita Roja porque siempre llevaba una capa roja con capucha. Un día, su mamá le pidió que llevara una cesta con comida a su abuelita, que estaba enferma y vivía al otro lado del bosque.

—Ve directo por el camino —le dijo su mamá—, y no hables con extraños.

Caperucita Roja prometió obedecer y se fue cantando por el bosque. Pero en el camino, se encontró con un lobo grande y astuto.

—Hola, niña bonita —dijo el lobo—. ¿A dónde vas tan temprano?

Sin sospechar nada, Caperucita le contestó:

—Voy a casa de mi abuelita, que está enferma. Le llevo pan y miel.

El lobo, que en realidad quería comérsela, pensó en un plan.

—¡Qué buena nieta eres! —dijo—. ¿Sabes? hay flores muy bonitas más adelante. Deberías recoger algunas para tu abuelita.

Mientras Caperucita se distraía recogiendo flores, el lobo se fue corriendo a la casa de la abuelita. Tocó a la puerta y fingió la voz de Caperucita. Cuando la abuelita abrió, el lobo entró de un salto y… ¡se la comió de un bocado! Luego, se puso su ropa y se metió en la cama, esperando a Caperucita.

Poco después, Caperucita llegó a la casa y tocó la puerta.

—Pasa, querida —dijo el lobo, tratando de imitar la voz de la abuelita.

Al entrar, Caperucita notó que su abuelita se veía… rara.

—Abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

—Son para verte mejor —dijo el lobo.

—Abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

—Son para oírte mejor.

—Abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

—¡Son para comerte mejor! —rugió el lobo, y saltó de la cama.

Caperucita gritó asustada, pero por suerte, en ese momento pasaba por allí un leñador. Al escuchar los gritos, entró corriendo a la casa y asustó al lobo, que salió huyendo para nunca volver. De un corte rápido, el leñador abrió la panza del lobo y la abuelita salió ilesa. ¡Qué alegría sintió Caperucita al ver a su abuelita sana y salva!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


Ejercicio Práctico: “El Camino de Caperucita”


Ahora que recordamos la historia, te invito a un pequeño ejercicio para usar este cuento como herramienta de reflexión y sanación. La idea es que observes cómo tus propios pensamientos y emociones se parecen a los desafíos de Caperucita, y cómo puedes transformarlos con sabiduría.

1. Reconoce a tu “lobo”

Piensa en esos pensamientos de miedo, ansiedad o preocupación que a veces te detienen. Escríbelos en una hoja. Darles un nombre es como enfrentar al lobo y decir: “¡Te veo!”. Reconocerlos es el primer paso para no dejar que controlen tu historia.


2. Encuentra tu “camino seguro”

Caperucita tenía un camino claro hacia la casa de su abuela. Tú también puedes crear tu propio camino seguro. Haz una lista de al menos tres cosas que te ayuden a calmarte o a sentirte protegido: respirar profundo, escuchar tu canción favorita, caminar un rato o leer un cuento que te guste.


3. Invoca a tus “aliados”

En la historia, el leñador llegó para ayudar a Caperucita y su abuelita. Piensa en las personas que te apoyan en tu vida: amigos, familiares, un terapeuta, o alguien de confianza. Escríbelos y recuerda que no estás solo.


4. Reescribe tu cuento

Toma los pensamientos negativos que escribiste al inicio y cámbialos por mensajes que te fortalezcan:

  • Si tu “lobo” dice: “No vas a poder”, escribe: “Estoy aprendiendo a manejar esto, paso a paso”.

  • Si dice: “Todo es imposible”, cámbialo por: “Tengo recursos y apoyo para seguir adelante”.


5. Respira como Caperucita

Cierra los ojos e imagina que caminas por un bosque tranquilo. Inhala contando hasta 4, mantén el aire por 2 segundos y exhala contando hasta 6. Repite esto cinco veces, imaginando que llegas a un lugar seguro y en calma, tal como lo hizo Caperucita al final del cuento.


Tu Historia Continúa


Los cuentos que compartimos nos enseñan a comprender nuestras emociones y ver nuestras experiencias desde la fortaleza. Son una herencia viva que nos ayuda a sanar. Este pequeño ejercicio te recuerda que la ansiedad o la tristeza pueden sentirse como el “lobo” del cuento… pero tú tienes el poder de reescribir la historia.


Si sientes que ese “lobo” se hace demasiado presente, recuerda que no tienes que enfrentarlo solo. Me encantaría acompañarte en ese proceso.


Atención profesional en línea  

Ofrezco psicoterapia en línea para personas en Nueva York, Florida y Arizona. Juntos podemos trabajar para que encuentres tu camino seguro y reescribas los capítulos de tu vida con más esperanza y fortaleza.


Acepto los siguientes seguros:

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